Diez trucos infalibles para ahorrar

En los últimos años se ha generalizado la creencia de que las familias no tienen capacidad de ahorro, debido, sobre todo,  a la gravísima crisis económica que hemos soportado y de la que no terminamos de salir. Sin embargo, hay que ser positivos y tratar de aplicar algunos métodos que nos permitan ahorrar o, por lo menos, llegar con más holgura a final de mes.

En este asiento quiero aportar unas reglas sencillas, que a algunas personas les parecerán evidentes, pero a otras les resultarán muy difíciles de aplicar. En futuros asientos las desarrollaré más ampliamente, pero ahora quiero dar una visión general.

1. Gasta menos de lo que ingresas

Parece una regla tan obvia que no habría ni que decirla, pero es el principio básico para una economía ordenada.

Por mucho que ingresemos, si nuestros gastos son superiores, nuestra economía estará siempre descompensada. Además, en la mayoría de los casos no tenemos control sobre nuestros ingresos y no podemos unilateralmente decidir que nos suban el sueldo o el banco nos pague más interés por nuestros ahorros. Sin embargo, sí tenemos cierta capacidad de maniobra sobre nuestros gastos.

2. Controla los gastos pequeños

Cuando tenemos que hacer un gasto importante, normalmente comparamos precios y buscamos la mejor oferta. Sin embargo, en la mayoría de los casos, el dinero se nos va en «lo menudo», porque los pequeños desembolsos son más difíciles de controlar y porque no somos realmente conscientes de la cantidad que suponen. Nos podemos quedar muy sorprendidos si hacemos el cálculo anual de uno cualquiera de esos gastos pequeños, por ejemplo, desayunar fuera de casa o fumar.

3. Intenta «preahorrar»

Probablemente este es la regla más difícil. En lugar de apartar algo de dinero si nos sobra a final de mes o a final de año (cosa improbable), lo que deberíamos intentar es apartar una cantidad previamente. Esto se puede hacer, por ejemplo, a principios de mes y destinar esa cantidad a una cuenta separada, un depósito, un fondo de inversión u otro producto bancario, que nos pueda dar algo de rentabilidad. Otra posibilidad es hacer una amortización de hipoteca a principios de año. Es una forma de obligarnos a contar con menos ingresos y, por lo tanto, reducir los gastos, pero también así vamos haciendo un pequeño «colchón» para imprevistos o para nuestro futuro.

4. No pidas prestamos personales para gastos innecesarios o evitables

Los prestamos personales para gastos superfluos o innecesarios, lo único que hacen a la larga es ahogar económicamente al que los pide, aparte de los elevados costes que hay que pagar por ellos, que también hay que sumarlos al gasto inicial.

5. Si no eres ordenado en tus gastos, cancela todas las tarjetas de crédito y utiliza sólo tarjetas de débito.

Si no sabes controlar los gastos, mejor que no utilices las tarjetas de crédito, porque te ocurrirá igual que con los préstamos personales.

Utiliza tarjetas de débito en lugar de tarjetas de crédito, porque así sólo gastarás si tienes saldo en cuenta y serás más consciente en cada momento de los gastos que efectúas a diario.

6. Cambia periódicamente de compañías de servicios.

Me costó mucho llegar a esa conclusión pero, al menos en España, se premia al cliente infiel. La mayoría de las compañías tienen ofertas especiales para captar nuevos clientes, y nunca benefician al que lleva con ellos toda la vida.

Por lo tanto, aunque sea engorroso y nos produzca una pereza horrorosa, con cierta periodicidad, conviene cambiar de compañías de teléfono, luz, electricidad, fibra óptica, etc. Además, si intentamos cambiar a una nueva, en muchas ocasiones la compañía antigua se da cuenta de lo «estupendos» que éramos y nos hace una contraoferta, con lo que podemos mejorar sin necesidad de cambiar.

7. Antes de comprar algo, plantéate seriamente si lo necesitas

En ocasiones sentimos el impulso irrefrenable de comprar algo y luego nos damos cuenta de que no somos más felices por ello. Por eso, antes de comprar algo, deberíamos hacer una reflexión sobre si realmente lo necesitamos o no.

8. A la hora de comprar, invierte algo de tiempo en comparar, busca ofertas y no renuncies a la calidad.

Es bueno comparar precios y buscar ofertas. Cada vez hay más establecimientos que premian la fidelidad con tarjetas de cliente o que te envían avisos de adelanto de rebajas o descuentos especiales. Sin embargo, tampoco hay que prescindir de la calidad y regirse sólo por el criterio del precio. Muchas veces resulta más rentable comprar algo de buena calidad, que nos durará más tiempo y en mejores condiciones. Para ello, podemos recurrir a Internet o ir a las tiendas «outlet», que cada vez proliferan más y tienen ofertas estupendas.

9. Vende cosas que no necesites.

En estos tiempos de Internet y aplicaciones móviles, existen multitud de páginas y apps en las que podemos deshacernos de cosas que no utilizamos y obtener algún ingreso, aunque sea pequeño. Mejor eso que tenerlas estorbando en casa y ocupando espacio.

10. Procura vivir una vida más sencilla

La felicidad viene muchas veces de las cosas más sencillas. No es necesario tener el último modelo de coche o de móvil, ni la casa más cara para ser feliz. En cambio, una vida más sencilla hace que seamos más libres para hacer lo que realmente nos gusta. Cada vez hay más personas que prescinden de una vida atada a cosas materiales y se lanzan a perseguir sueños. Se trata de identificar qué es lo que realmente nos hacer felices y vivir con plenitud.

 

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